- "Lo mejor de Billie Holiday es que nunca podré cantar como ella" - soltó Richard Mancuso justo cuando la Abuela Lunardi entraba al comedor con la tarta
- "Tú no sabes cantar" - le respondieron a dúo Gordon y Clem
- "Claro que sé, idiotas" - afirmó sonriendo Richard
- "Demuéstralo" - dijo Cornelius Murray con la boca llena
Pasé mi brazo por encima del hombro de Laura justo en el momento en que la Abuela Lunardi comenzaba a aplaudir
Lesionado en el primer cuarto, Milford Toney volvió a casa con el regusto amargo de una victoria colectiva
Por más que El Alcalde se empeñara, hay ciertas infraestucturas que una ciudad pequeña no necesita
- "¿Cómo se llama El Alcalde?" - preguntó el más pequeño de los hijos de El Gran Leroy Boyd
- "Alcalde" - respondió Clem
Nos miramos extrañados
A Cinthia ya había dejado de asombrarle la facilidad con la que su hermana Gloria se desenvolvía en la cocina
Estaba hasta la Abuela Lunardi
Vino incluso Cecilia, que nunca salía de casa si Orson no estaba en la ciudad
Y aún así, rodeado de presión y expectativas, Milford Toney fue capaz de encestar, fue capaz de ganar el partido de su vida
Alguien me dijo hace tiempo que le habían visto paseando por Detroit con una guitarra a la espalda y unos zapatos limpios
Estoy seguro de que no podía ser él
No era Cornelius Murray
Seguro
A pesar de que no era tan alto, Milford Toney fue capaz de meter 27 puntos en el partido de cuartos de final contra los del Jonesboro
Richard Mancuso no paraba de llorar
Los clientes del Eybels Cafe ya habían dejado de aplaudir y Richard aún seguía llorando
- "Coleman Hawkins, Coleman Hawkins" - balbuceaba
No creo que nadie recuerde la ausencia de Ted Curson esa noche
- "Cecilia era tres años mayor que Orson"- dijo la Abuela Lunardi
- "¡Tres años!" - gritó Gloria Lavedo
La Abuela Lunardi sonrió sutilmente
El primer disparo fue a la salida de La Taberna
No hicieron falta los tres restantes, Lenape ya estaba muerto...
- "Me ha dicho Clem que ha oído decir que El Minero llegó en un barco"- susurró Richard Mancuso
- "Igual fue en el Acorazado Iron Duke" - soltó Gordon
- "Fue una suerte que Lenape echara a correr, ¿no crees?" -
Algo así le oí decir a Gordon mientras saltaba sonriendo por encima de los tablones rotos
Cornelius Murray estaba convencido de que Olga Boyd nunca existió
Que todo fue producto de la triste imaginación salpicada de bourbon de El Gran Leroy Boyd
Los dos sangrando: Gordon, de la nariz; Clem, de la ceja izquierda
Y Laura y yo mirándoles desde las escaleras
El domingo era sagrado pero el resto de mañanas la misma cantinela
Mendrugos de pan, agua caliente y una sábana blanca
¿Para qué subía una sábana blanca la Abuela Lunardi a las Minas de Highlands?
Un par de días antes de que Ruibarbo las acusara, Cinthia Lavedo arrastró el enorme saco que contenía el cádaver de El Minero hasta el Granero Blanco
A duras penas consiguió colocarlo junto al resto de los sacos de cereales del almacén
- "Quema un poco la punta de la aguja y ya verás cómo la puntada te sale más fina" -
- "Añade una pizca de bourbon a la mezcla para que cuaje mejor" -
- "Cuando pongas a secar las sábanas, acuérdate de frotarte las manos con una hoja de lavanda"
No había nadie en la ciudad que no hubiese recibido alguna vez un consejo de Gloria Lavedo
Habían pasado tan sólo dos semanas desde su llegada, cuando Ruibarbo irrumpió en el Granero Blanco acusando a las Hermanas Lavedo de esconder el cádaver de El Minero
Tales eran los gritos que tuvieron que intervenir los vecinos más cercanos para poder calmar su ira
Creo que fue Clem quien convenció a uno de los hijos de El Gran Leroy Boyd para que le dejara pasar al salón del Hotel Coleman con la cámara de fotos
- "Me llaman Ruibarbo y soy lo que estaban esperando" - soltó Ruibarbo nada más abrir la puerta
Aquel año Ted Curson durmió por primera vez en el Hotel Coleman
No sería la única...
El Gran Leroy Boyd regentaba el Eybels Cafe
Era más agradable servir bourbon a provincianos que intentar echar una cabezadita una tarde de domingo en el porche de su casa
Creo que estabamos sentados encima de la valla de entrada a la casa de Cornelius, cuando vimos llegar corriendo a Gordon con una foto entre las manos
- "La Abuela Lunardi es Billie Holiday, la Abuela Lunardi es Billie Holiday" -
No había manera de hacerle cambiar de idea
Desde que la Abuela Lunardi le regaló aquel disco de Billy Hart, Richard Mancuso se empeñaba todos los días en ir al Eybels Cafe
Iluminado como si fueramos felices, Richard cruzaba el local hasta sentarse en la primera mesa mientras nos hacía gestos a Gordon y a mí para que fueramos a su lado
El Gran Leroy Boyd nos observaba complaciente desde la barra. Demasiadas veces viendo lo mismo, demasiadas veces escuchando lo mismo...
Una vez oí hablar a la Abuela Lunardi de su Abril en París
Nunca supe a qué se refería
Ruido, ruido, ruido
Ruido de moquetas
Ruido de susurros
Ruido de cortinas
Ruido de cubiertos
Ruido de mujeres
Ruido de portazos
Ruido de Jazz
Nunca tuve muy claro por dónde se entraba a la mina
Tan sólo recuerdo esta cabaña y la historia de que la Abuela Lunardi subía todas las mañanas cargada con mendrugos de pan, agua caliente y una sábana blanca
No creo que Richard Mancuso se acuerde ahora del Acorazado Iron Duke
De hecho no creo que se acuerde ni siquiera de Gordon
Suele pasar si te has criado en los salones del Hotel Coleman al ritmo del swing de Billie Holiday
- "Es una fragata" - gritó Gordon
Todos miramos hacia la boca del puerto
- "Una fragata, una fragata" - chillaba Gordon
- "No es una fragata" - masculló contundente Richard Mancuso - "es el Acorazado Iron Duke"
Nadie dijo nada...
Gordon tenía la costumbre de perseguir gaviotas
No paraba de pegarles gritos mientras corría detrás de ellas
Nosotros nos quedabamos sentados mirándole
Poco más se podía hacer en el puerto una mañana de sábado...
