martes, 28 de agosto de 2007

Eybels Cafe

No había manera de hacerle cambiar de idea

Desde que la Abuela Lunardi le regaló aquel disco de Billy Hart, Richard Mancuso se empeñaba todos los días en ir al Eybels Cafe



Iluminado como si fueramos felices, Richard cruzaba el local hasta sentarse en la primera mesa mientras nos hacía gestos a Gordon y a mí para que fueramos a su lado

El Gran Leroy Boyd nos observaba complaciente desde la barra. Demasiadas veces viendo lo mismo, demasiadas veces escuchando lo mismo...